06 Feb

(La editorial mantiene en reserva la identidad del columnista. No necesariamente sus comentarios coinciden con la línea editorial del blog, ni con APUNSAM. Los nombres y personajes y esta columna son absolutamente ficticios).

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Lo que mata es el calor…Soportando los calores de este febrero inclemente, mientras caminaba por la calle interna del campus a pleno sol, casi llegando a la canchita de fútbol me encontré con Silvia, una querida administrativa nodocente que conozco hace años.

-¡Hola Silvita! ¿¡Como estas tanto tiempo!? ¿¡Que tal esas vacaciones!? – le pregunté.

-¡Hola Estanislao! ¡Bien, gracias a Dios! ¡pero vos sabes! ¡con todo este lío, este año fueron cortitas, asi que la mayor parte de enero en la pelopincho con mi marido y mis chicos!--

¡Si me imagino! - le respondí – yo también en Punta Terracita a pleno verano! Jajajaja!!!

-¿Viste que el gremio inauguró un complejo de parque y piletas en Brandsen? ¡me dijeron que esta buenísimo! 

-Si, le respondí me dijeron que también es muy barato, por suerte la gente de FATUN nos cuida…porque si no… - respondí yo. 

-Si…y encima ahora con esto de la categorización como servicio esencial…

- Apá – contesté – no se nada de eso, contamé por favor – dije poniendo real cara de asombro.

- Si, es que ahora el gobierno quiere que el tema educativo sea considerado servicio esencial, como el de los médicos, la distribución de agua potable, el transporte público, etc. …

-¿Y eso que tiene de malo? – pregunté .

- Es que limitaría a la protesta y el derecho de protesta, quiere decir que tenés que cumplir el servicio si o si en las condiciones que sea…y no podes hacer paros o huelga….

- Mirá …no sabía… ¡Qué macana che! 

Con Silvita charlamos un rato más y nos despedimos después de dejar cruzar a una familia de jabalíes que venía desde sociales y se iba para el estacionamiento, seguí mi camino meditando un poco todo lo que me había contado, y razonando que se vienen tiempos duros para la lucha y la defensa de nuestras universidades, que en definitiva son nuestra casa y nuestra comida. 

Recordé las luchas y métodos de Mandela en Sudáfrica y la “Marcha de la Sal” de Gandhi, en la India, y que pasaría si un gremio se declara en “Desobediencia Civil” sin parar, sólo para recordar a los gobernantes quienes les pagan los sueldos, los viajes y las boberías que nos obsequian todos los días para hacernos creer lo que ellos creen que creemos.  También me acordé, llegando al aulario, de Saul Allinsky, el gran activista por los derechos civiles norteamericanos, que utilizaba métodos de protesta verdaderamente creativos, que siempre ponían en ridículo a los oponentes.  No pude dejar de reflexionar tampoco sobre lo ocurrido esta semana donde la gente hizo cola a título personal frente al Ministerio de Acción Social de Nación para inscribirse en ayudas y no fueron atendidos. Sin duda la mejor estrategia es poner en evidencia las verdaderas intenciones del enemigo. En fin, parece que este va a ser un año donde vamos a necesitar altas dosis de creatividad…y resiliencia… 


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